Vuelos a China
Pekín pasó a ser conocida por todo el mundo en 2008, cuando albergó unos espectaculares Juegos Olímpicos. China, el dragón durmiente, había despertado y su capital anunciaba que estaba abierta a los negocios.
Las Olimpiadas significaron un radical cambio cultural y físico en la ciudad. Se alcanzaron cumbres arquitectónicas de vértigo, por ejemplo, el Estadio Olímpico (que se conoce también como "nido de pájaro"), el Centro Acuático Nacional (o "cubo de agua") y la Ópera. Todo ello contrasta con las tradicionales casas con patio (hutongs) que aún perviven gracias en gran parte a la emergente clase media de la ciudad, que ha visto la oportunidad que representan estas bonitas propiedades y las ha convertido en restaurantes, hoteles y elegantes propiedades privadas.
Los Juegos también descubrieron a Pekín como un destino de viaje mucho más accesible de lo que había sido antes. Por ejemplo, un trayecto en taxi solía ser un ejercicio de hábil diplomacia, de innovadoras técnicas de comunicación, de mucho señalar y ver partes de la ciudad en las que no se estaba interesado. Ahora, la mayoría de los taxistas hablan inglés y están acostumbrados a compartir su taxi con los turistas. Además, se han construido numerosos hoteles de lujo, además de elegantes restaurantes, todo lo cual complementa la ya de por sí excelente (y asequible) oferta gastronómica de la ciudad.
Por suerte, la incesante renovación de Pekín no ha tocado la Ciudad Prohibida, que continúa siendo igual de impresionante que antes, las Torres del Tambor y la Campana, y el Palacio de Verano, situado en las afueras. Estos magníficos monumentos adentran al visitante en la rica historia imperial de Pekín. Entretanto, los austeros edificios gubernamentales, la inmensidad de la plaza Tiananmen y los anchos bulevares denotan el poderío actual de China
y, si bien Pekín puede ser la capital de la República Popular China (RPC), la ciudad siempre ha mantenido un cierto trasfondo de picardía, que personifican la palpitante vida nocturna y la escena artística y musical de los lugareños, ingeniosa y aguda, emocionante y a menudo subversiva.