Vuelos a África
La propia palabra Marruecos ya resulta atractiva, ya que aúna imágenes de zocos repletos de gente, teteras plateadas de caños alargados, sofás bajos rodeados de telas suntuosas y otras imágenes de películas antiguas. Afortunadamente, todo eso no está lejos de la realidad, aunque los vuelos a Marruecos le mostrarán que la versión moderna tiene mucho más que ofrecer que camellos y el aroma de las especias.
Casablanca es la ciudad más dinámica de Marruecos, es sede de las mayores empresas del país, acoge su escena artística más apasionante, los diseñadores más atrevidos y un aire cosmopolita casi europeo. Pasar un par de días en ella es el modo perfecto de vislumbrar el futuro de Marruecos. Para conocer más sobre su pasado, diríjase a Marrakesh, cuya ciudad antigua (medina) es una mezcla fascinante de callejones llenos de gente, zocos polvorientos, palacios intrincados, edificios históricos y alguna que otra tienda o café nuevos. Buscar recuerdos (y regatear por ellos) en los mercados es la experiencia única que tiene que vivir en Marrakesh. Djemaa el-Fna, la principal plaza de la ciudad, ha sido un lugar público de reunión durante más de mil años y aún puede verse en ella a auténticos encantadores de serpientes actuando.
Para conocer más sobre su pasado, diríjase a Marrakesh, cuya ciudad antigua (medina) es una mezcla fascinante de callejones llenos de gente, zocos polvorientos, palacios intrincados, edificios históricos y alguna que otra tienda o café nuevos. Buscar recuerdos (y regatear por ellos) en los mercados es la experiencia única que tiene que vivir en Marrakesh. Djemaa el-Fna, la principal plaza de la ciudad, ha sido un lugar público de reunión durante más de mil años y aún puede verse en ella a auténticos encantadores de serpientes actuando.
Fez tiene su propia y maravillosa medina, repleta de mercados que venden de todo, desde aperitivos locales hasta artesanía y alfombras. Tánger cuenta con innumerables pedazos de historia marroquí, que podrá encontrar en su mayoría dentro de la antigua ciudad amurallada. Tiene también su parte nueva, que es una metrópolis moderna. La mezcla de culturas de Tánger —francesa, española, portuguesa y norteafricana— es embriagadora y se refleja en la comida, la arquitectura y el aspecto de la ciudad.
Viajar por Marruecos puede ser a veces difícil —las personas a la búsqueda de clientes son muy insistentes y suele esperarse el regateo—, pero un poco de paciencia compensa.